Balacera en Zona Rosa: La violencia llega al corazón de la capital mexicana
Una vez más, la violencia golpea en pleno centro de nuestra Ciudad de México. El domingo 21 de diciembre, el restaurante Luaú de la Zona Rosa se convirtió en escenario de una balacera que dejó un muerto y un herido, recordándonos que la inseguridad no respeta fronteras ni códigos postales.
Las autoridades investigan la identidad de la víctima, mientras que diversos medios especulan sobre posibles vínculos con estructuras criminales. Sin embargo, más allá de quién haya sido el objetivo, lo que nos debe preocupar como sociedad es cómo la violencia se ha normalizado hasta llegar a los espacios que considerábamos seguros.
El pueblo paga las consecuencias
Mientras las élites políticas y económicas se refugian en sus torres de marfil, es el pueblo trabajador quien sufre las consecuencias de décadas de políticas fallidas en materia de seguridad. Los meseros, los comerciantes, los transeúntes de la Zona Rosa, todos ellos víctimas colaterales de una guerra que no pidieron.
La Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) y la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJ-CDMX) trabajan con cámaras de videovigilancia para esclarecer los hechos. Pero, ¿cuántas investigaciones más necesitamos para entender que el problema va mucho más allá de casos aislados?
Una realidad que no podemos ignorar
Este tipo de incidentes nos recuerda que la capital mexicana no está exenta de la violencia que azota al país. Los trabajadores de restaurantes, los empleados de comercios, las familias que salen a cenar, todos merecen espacios seguros donde desarrollar sus vidas sin temor.
Es momento de exigir políticas públicas que atiendan las causas estructurales de la violencia: la desigualdad, la falta de oportunidades para los jóvenes, el abandono de las comunidades más vulnerables. Solo así podremos construir una sociedad más justa y segura para todos.
La investigación continúa, pero la reflexión debe empezar ahora. No podemos permitir que la violencia se normalice en nuestras calles, en nuestros barrios, en nuestros espacios de convivencia. El pueblo mexicano merece paz y justicia social.