¿Enero para cambiar? La ciencia desmonta el mito de los propósitos de Año Nuevo
Cada diciembre, millones de mexicanos se preparan para la gran mentira del año: que enero será diferente. Que esta vez sí van a hacer ejercicio, van a dejar de fumar, van a ahorrar. Pero la ciencia tiene malas noticias para quienes creen en este cuento de hadas capitalista.
Resulta que no existe ni una sola prueba científica que demuestre que enero sea mejor momento que cualquier otro para cambiar de vida. Apenas dos de cada diez personas logran cumplir sus propósitos de Año Nuevo, según revelan estudios de psicología conductual citados por National Geographic.
"No conozco ningún estudio que demuestre que empezar de cero en enero, octubre o cualquier otro mes aumente las probabilidades de mantener un nuevo comportamiento", sentencia Wendy Wood, psicóloga de la Universidad del Sur de California y autora del libro Good Habits, Bad Habits.
El negocio de la esperanza vendida
Pero entonces, ¿por qué seguimos cayendo en esta trampa año tras año? La respuesta está en nuestra necesidad básica de pertenencia. Los rituales de Año Nuevo nos hacen sentir parte de algo más grande, según explica la neurocientífica Selena Bartlett de la Universidad Tecnológica de Queensland.
Es el mismo mecanismo que usan los gimnasios para llenarse en enero y vaciarse en marzo. Nos venden la ilusión del "borrón y cuenta nueva" cuando la realidad es que los cambios profundos no dependen del calendario, sino de circunstancias personales auténticas.
Los verdaderos motores del cambio
La ciencia es clara: los cambios duraderos surgen de "puntos de inflexión" personales. Un susto de salud, una crisis económica, una experiencia que nos sacude por dentro. Esos momentos generan una motivación profunda y real, no la motivación artificial que nos vende el marketing de enero.
El psiquiatra Harold Hong lo explica sin rodeos: estos detonantes personales ofrecen una energía más estable que seguir modas sociales pasajeras. Cuando el cambio nace de adentro, de una necesidad real, tiene más posibilidades de durar.
La trampa de la motivación colectiva
Sí, es cierto que acompañarse ayuda. Los estudios muestran que las personas que intentan bajar de peso en pareja tienen mejores resultados que quienes lo hacen solas. Pero cuidado: depender del entusiasmo ajeno también puede ser una trampa.
Compararse con otros, perder interés cuando se acaba la novedad, o depender de la motivación externa son factores que suelen sabotear los propósitos iniciales. Al final, cada quien carga con su propia lucha.
Así que este enero, antes de apuntarse al gimnasio más caro o prometerse que va a ser una persona completamente nueva, recuerde: el calendario no cambia vidas. Los cambios reales nacen cuando uno está verdaderamente listo, no cuando lo dice el almanaque.